Gioel Gio

Luz y Vacas

Hola queridos!

Mi mente viaja a Medellín desde un bus, cruzando los campos del centro de Italia.
Acabo de ver una escena hermosa: La luz tan perfecta iluminando un campo decorado con unas vacas. Mas allá sombras, montañas y cielo.

La tierra de Italia no es tan loca como la de Colombia. El paisaje respira, pero la energía no brota de las calles como en Medellín donde toda esa vida mágica se manifiesta sin importar los obstáculos, tomando además mil formas – siempre en sintonía con todo. Acá la tierra parece más quieta, las huellas de las civilizaciones antiguas todavía visibles. Una iglesia medieval esta pegada precariamente a la montaña – y aún así ha permanecido en el lugar por quien sabe cuantos centenios. Ya se ha convertido en una extensión armoniosa de la rocas. Me conmuevo pensando que esta tierra ha vivido toda una historia. En esta parte de Italia, han sido siempre las mismas familias, por generaciones y generaciones. Todavía persisten los dialectos antiguos – idiomas que se han desarrollado lentamente, que cambian de un kilometro a otro. Las montañas han penetrado el DNA de los seres humanos, se conocen íntimamente aun si el humano se le olvide a veces. Pero las montañas permanecen porque son demasiado sabias para tomarse las cosas personalmente.

Es invierno, y los verdes no son tan brillantes, y los marrones se mezclan con el gris. Hay verdes-marones, todo es un pastel de sombras, me pierdo en las miles variaciones del color tierra. Hoy hay un cielo azul maquillado con nubes blancas y gris que toman formas de continentes, animales, y sueños flotando libres en el aire. Me recuerdan que agradecemos la luz cuando se construye en relación a nuestras sombras.

Ayer leí esta frase y pensé que les encantaría:
‘La luz es palabra: la palabra es amor,
amor es conocimiento,
conocimiento es libertad, libertad es luz,
luz es energía, la energía es todo.’

Quiero escribir sobre la segunda línea: ‘amor es conocimiento’.

Pero antes hay que meditarla.Les pienso con mucho cariño,

Gioel